Victoria Tolomei comenzó a transitar galerías y museos desde muy joven; luego de algunos años de exploración y búsqueda personal en Madrid; volvió al país para dedicarle su atención al arte urbano. Convocada como brand manager de Cynar, deslumbra con propuestas que revolucionan la manera relacionarse con los consumidores.
Como pensás la tarea de un curador hoy?
Creo que más que nada un curador es una especie de articulador, alguien que puede pensar las necesidades del artista y colaborar en abordar su obra a partir del lugar que va a ser exhibida y de los temas que conectan con el momento, en ese sentido mi mirada como curadora es bastante diferente, me interesan los procesos contemporáneos atravesados por el análisis de nuevas problemáticas de esta sociedad. Siempre sentí que el artista tenía el rol fundamental de cuestionar su época y hoy más que nunca ese rol es el que legitima la importancia del arte en nuestra sociedad.

Cuáles serían esas problemáticas te interesan y movilizan?
Bueno la de género sin duda y con la problemática de género, el tema medio ambiental; creo que en ese sentido hay dos ejes que atraviesan toda la producción actual y dividen los artistas entre aquellos que juegan un rol meramente decorativo – que existe y está muy bien que exista – y los que verdaderamente nos interpelan…
Lo que aparece con esos artistas también es una nueva generación de curadores que buscan interpelarnos también pero de una manera mucho más radical y disruptiva con sus propuestas… Dónde te ubicás… porque representás al mismo tiempo una institución y una marca que busca asociarse con expresiones emergentes.
Bueno desde siempre me interesaron las propuestas que surgían desde lo social, el Street Art o el arte urbano, porque manifiestan claramente problemáticas de minorías y tribus frente al arte más académico. Yo estoy ubicada en una zona de búsqueda menos académica y más contemporánea.
Sos parte de la fundación ICBC, como ven en la Argentina el fenómeno de las ferias e instituciones promoviendo el arte vs las galerías con su necesidad de vender o de generar fórmulas para atraer a coleccionistas…
Creo que existen dos escenarios, por un lado el coleccionista que siempre va a existir que busca atesorar “tener” la obra de arte y por otro lado los que priorizan la experiencia colectiva del arte, la exhibición y el mensaje que hay en la puesta, ese público que es un público nativo internet se interesa en una forma participativa de vivir el arte más que en tener la obra física.
Internet vino para cambiar nuestra manera de mirar el arte y de difundir la tarea diaria de los artistas.

Vos sos parte de un momento bisagra en el arte contemporáneo, antes lo que legitimaba a un empresario era tener un Macció de los 60 en el living de su casa. Hoy eso pareciera que ceder frente a experiencias y formatos menos tangibles.
Exacto, creo que las instituciones son el lugar para esas obras que antes colgábamos en nuestras casas, muchas veces tener la obra no es lo esencial. De todos modos el coleccionismo siempre va a existir y es fundamental que exista, pero hay zonas grises donde las instalaciones, las becas, los viajes de intercambio vienen a desplazar el interés de los artistas por vender su obra… a verse como un objeto social capaz de provocar cambios a través de su mirada o de acciones colaborativas.
Se cumplen 50 años de la acción perfomática en la que Federico Peralta Ramos usó el dinero de la Beca Guggenheim para dar una inmensa comilona “Leonardo pintó la última cena… yo la dí… fue la explicación del artista- Ese desafío es permanente…. Existe un límite para el arte contemporáneo?
Los limites siempre fueron cuestionados en el mundo del arte. Creo que de eso se trata, de cuestionar, de reflexionar, de reconsiderar. En el caso del arte contemporáneo concretamente lo que se pone en duda es la definición de lo que constituye una obra de arte, el acto artístico ya no reside en la fabricación del objeto u obra sino en su concepto, en todo lo que hay alrededor, lo que acompaña, lo que genera.
Personalmente creo que el desafío es repensar y definir para qué y por qué se da el arte contemporáneo, no en términos de respuesta al mercado o al ego, sino como resultado de las tensiones de la vida humana en el mundo de hoy, de las problemáticas que nos atraviesan como comentábamos anteriormente.
Como curadora y brand manger de una marca masiva ves una relación entre el arte contemporáneo y las marcas, algo con las que las galerías no conectan porque no se perciben dentro del cambio que imponen las nuevas tecnologías…
Las marcas hoy son productoras primarias de contenidos, hubo un momento dónde había un relato que las marcas proponían al público (storytelling). Hoy eso no alcanza. Las marcas tienen que generar experiencias y proveer y realizar esos discursos para volverse creíbles. En ese sentido creo que la diferencia es que a las marcas se les cree porque se ven auténticas en su relato. Te quieren vender algo, la gente percibe esa condición, pero lo hacen conectándose con los consumidores de una manera real.

Hiciste de un supermercado chino una plataforma de encuentro desafiando a los consumidores a una búsqueda en la que se cruzaba todo, el almacén de barrio reconvertido por la inmigración china, la música de Simón Poxyrán y tragos de Cynar preparados por dos bartender consagrados como Ani Varela y Fabián Legari. Como diseñas esta experiencias, como es el proceso creativo.
En este caso concretamente y en general en mi proceso de trabajo todo surge a partir de algunas preguntas.Cuando surgió el proyecto de lanzamiento de Cynar 70 me puse a investigar no solo lo que estaba pasando en términos de consumo, sino también a mirar lo que pasaba en mi ámbito más cercano, en mi ciudad, en mi barrio.Así aparecían los supermercados chinos, territorio que siempre me resulto interesante. La temática de la inmigración me moviliza.

En cuanto al mercado o al consumo, los supermercados chinos, o lo que se conoce como formato de proximidad respondía a la necesidad de una era: superficies más chicas (menor impacto medioambiental), que la compra lleve menos tiempo, precios accesibles, y un perfil de consumidor más joven.
En cuanto a lo cultural, el supermercado chino se constituía como un territorio cultural interesante, en el que se cruzan distintas culturas (la china, la argentina, la peruana, la boliviana) Este tipo de acontecimientos culturales me interesan, los cotidianos, los que nos atraviesan día a día. Los que suceden por fuera de la institución artística.
En lo que respecta al proceso, una vez que se aparece la idea, la comparto con el equipo de Cynar, somos cuatro personas, y luego se van sumando los colaboradores según las necesidades de cada proyecto.